El llamado
Es noche, tal silencio
que si Dios parpadeara lo oyera. Yo paseo.
En la selva, mis plantas
pisan la hierba fresca que salpica rocío.
Las estrellas me hablan, y me beso los dedos,
finos de luna blanca.
De pronto soy herida...
y el corazón se para,
se enroscan mis cabellos,
mis espaldas se agrandan,
oh, mis dedos florecen,
mis miembros echan alas,
voy a morir ahogada por luces y fragancias...
Es que en medio de la selva,
tu dulce voz me llama. |
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